miércoles, 29 de abril de 2020

El espejo de un gran lector.




El espejo de un gran lector

Por mucho tiempo se ha depositado en la escuela la función de la enseñanza de la lectura, era allí donde mamá y papá, convencidos de la efectividad de la labor docente, otorgaban la confianza de los aprendizajes, en algunos casos, esto se debía a que tanto papá como mamá no sabían leer, en otros, porque simplemente estaba establecido socialmente así, y ¡vaya que si era efectiva la enseñanza que en la escuela se proporcionaba! Los tiempos fueron cambiando, la sociedad fue adaptándose a lo nuevo y con ello los índices de analfabetismo fueron descendiendo en gran medida, la tecnología fue acaparando cada vez más espacios y aunque todo tiende a mejorar, es la escuela quien empezó a hacerse escuchar con un grito de pedido de ayuda a las familias. La escuela continúa en su labor de siempre, enfrentando los nuevos desafíos que la sociedad actual le impone y es por ello que reconoce una disociación entre la práctica de la lectura y el éxito escolar. La ciencia se ha ocupado de indagar sobre cómo y en qué momento se desarrolla el hábito de la lectura y es por esto que la escuela cada vez más, demanda la presencia de la familia en el afianzamiento de ella.
Las estadísticas hablan de la disminución del analfabetismo tal cual lo conocemos, pero aparecieron en escena conceptos tales como analfabetismo digital, analfabetismo funcional, analfabetismo emocional, pero lo que aquí nos reúne apunta principalmente a que este pedido, que aparece explícito desde la institución escolar, tiene que ver no sólo con el aprendizaje de la lectura o con el hábito de la lectura sino también con la comprensión de aquello que se lee.
Este pedido bien aceptado por muchas familias, desemboca en la búsqueda desesperada de recetas o estrategia mágica para ayudar a los niños/as y adolescentes de la casa y por esto,Aprendiendo con mamás en colores quiere aportar una postura sobre esta tan importante temática.
En primer lugar, es preciso reconocer que cuando hablamos de problemas en la lectura, nos adentramos en un terreno complejo y bastante amplio por lo que desde el principio te decimos No hay receta mágica que logre que tus peques lo adquieran de un día para el otro.
En segundo lugar, en este artículo solo haremos una introducción con lo que consideramos es el ingrediente más importante en este proceso, exponiendo los fundamentos científicos que avalan esta postura, mientras que el abordaje más profundo se irá realizando progresivamente en otros post. Y aquí si te podemos decir, que si haces lugar a este ingrediente principal te aseguramos que poco a poco y con la ayuda de todo lo que compete a la enseñanza de los mismos, lograrás afianzar los cimientos fundamentales para que tu peque desarrolle el aprendizaje de la lectura, el hábito lector y, sobre todo, llegue a ser un lector comprensivo, forjando las bases de un adulto comprometido y crítico.
Partiremos desmitificando algunos mitos, por ejemplo el que afirma que “aprender a leer se aprende leyendo”.
Te decimos que no, porque para quien no sabe descifrar un código es imposible hacerlo. ¿A qué apuntamos con esto? Simplemente y muy por encima te decimos, que a leer se enseña, lo enseña el profesor en primaria, pero también lo enseñan los adultos, en general, por el simple hecho de leer, leerles y que los peques vean la acción de leer. Una vez que se aprende a descifrar el código se va perfeccionando la habilidad, pero aún así precisa de nuestra mano, de nuestra voz, para alcanzar la cima a la que damos a llamar "el gran lector".
Otro mito es “creer que porque han aprendido a leer devendrá el hábito y la comprensión”. Te decimos que no, porque el hecho de descifrar el código, es decir reconocer las letras del alfabeto y las palabras que conforma la unión de las letras, no deviene ni el hábito ni la comprensión, pues el hábito se adquiere a partir de la práctica y del gusto en este caso de la lectura, de lo que se lee, mientras que a comprender se enseña. Lo enseña el profesor/a, a lo largo de todo el tránsito por la educación formal y lo enseñamos los adultos dentro y fuera del colegio, reforzando la lectura y las distintas situaciones diarias con las preguntas propias que hacen que la voz de nuestros hijos, sobrinos, estudiantes se haga presente desde lo que piensan opinan o creen. Al igual que el hábito, la comprensión precisa de práctica, pero además necesita de la guía.
Otro mito es pensar que “el proceso de aprendizaje de la lectura inicia con el ingreso al sistema escolarTe decimos que no, que el aprendizaje de la lectura empieza desde los primeros días de vida y hasta nos atrevemos a asegurar que inicia desde la gestación. Distintos estudios científicos han comprobado que aquellos niños que recibieron la lectura de diferentes textos desde que se encuentran en el seno materno, tienden a tener mejor aprendizaje, pero principalmente empiezan a recibir un hábito de un narrador, un papá o una mamá que lee, cuando nacen, si continúan recibiendo la voz lectora permite que cuando llegan al colegio, lo que muestra el profesor/a intentando enseñar desde la sistematización, se vuelve conocido ameno y no ajeno.
Y te decimos un secreto… además de estar enseñando a leer estas enseñando el hábito de la escucha. Que también se enseña y que también nuestros peques precisan aprender.
Estos mitos que intentamos desmitificar nos ubican en una posición incómoda, es decir nos ubica en una posición de protagonista y no de espectador en lo que el aprendizaje de la lectura respecta. La búsqueda de niños y adolescentes lectores, de lectores habituales, lectores comprensivos y por ende adultos críticos deviene, a que el reflejo que devuelven, es justamente lo que nosotros los adultos estamos mostrando, es decir, si tenemos generaciones poco lectoras, poco comprensivas, es justamente porque el modelo que estamos mostrando es de adultos no lectores, de adultos no comprensivos y adultos no críticos. Aquí cuando hablamos de adultos, no hablamos sólo de mamá y papá, sino, que hacemos referencia a todos los adultos y aquí la necesidad de hacer caso al reflejo que están proyectando también los educadores y la sociedad en su conjunto.
Las nuevas generaciones precisan ser el espejo de adultos promotores de lectura, en los primeros años empecinados en que aprendan a leer, les proveemos de libros y enseñanzas de textos de acuerdo a su edad y esto está muy bien, pero ¿cuántos libros para nuestra edad, nos ven leer? Muchas veces lo que pedimos que hagan está muy lejos de lo que mostramos, es decir hay una disonancia en la reproducción. Si esta falta de reflejo se mantiene a medida que el niño/a crece y no existe un espejo donde pueda observar que aquello que hace se reproduce, todo el esfuerzo que pudo haber hecho la escuela o los padres en acopiar libros y en insistir en la lectura conformando hermosas y abultadas bibliotecas que al final terminan siendo un objeto más de la decoración del hogar, terminan cayendo en sacos rotos.
A esto, es preciso agregar que la presencia de las nuevas tecnologías van irrumpiendo en el mundo de nuestro hijos cada vez a más corta edad, lo cual no está mal por el simple hecho de que constituyen una nueva forma de alfabetización, la que conocemos como alfabetización digital y mucho se ha buscado endemoniar el uso de ellas, pero es una realidad aceptar que es un cambio al que se enfrenta nuestra sociedad y por ende, por una cuestión de salud psíquica, el hecho de incorporarla y aprenderlas por lo que resulta imprescindible adaptarse a ellas, siempre y cuando se haga en la medida justa con las precauciones específicas que cada edad demande. Sin seguir desviándonos del tema que aquí nos compete es preciso hacer alusión al uso de estas nuevas tecnologías por parte de los adolescentes. Estos, tienen el acceso directo a ellas y por ellas, a las redes sociales donde sin duda leen y sí que lee, en otros formatos, pero ejerciendo el poder que les otorga la lectura. Aquí se pone en escena otro de los reflejos que proyectamos como adultos, es probables que lo que mostramos, es un adulto que ha incorporado como un órgano más de nuestro cuerpo al teléfono móvil, a la tableta o al ordenador y es eso lo que nuestros adolescentes reflejan. Entonces entra en juego la necesidad de que los adolescentes posean y sepan usar la herramienta de la comprensión y la crítica, para elegir lo que leen, para no dejarse influenciar y por ende para no entregar su ser a la comunidad internauta, olvidando las bases de valores que la familia, la escuela y la sociedad en la que vive le demandan (pero que directamente no están inculcando). Y aquí volvemos a preguntar ¿Qué espejo estamos poniendo delante de nuestros hijos? Este es el ejemplo más claro de que los adolescentes han adquirido el poder de la lectura, pero no en su totalidad, porque probablemente, al momento de elegir lo que leen no sea justamente aquello que refuerza lo que se buscaba inculcar en los primeros años de alfabetización. Aquí la crítica y la comprensión juegan un papel fundamental y si no hemos enseñado a usar estas herramientas, o lo que es peor, no los hemos provistos de ellas, nuestros adolescentes entran a formar parte de este índice al que llaman analfabetos funcionales, que en la actualidad une a sus listas un par de generaciones y con esto nos referimos a adultos que leen, pero ejercen muy poco de la complejidad que el leer concierne.
Pensarnos como adultos conscientes y responsables de la crianza de nuestros hijos, nos interpela a cuestionarnos sobre nuestro rol de espejos, nos olvidamos que ellos son nuestro vivo reflejo y los criticamos y otorgamos responsabilidades a la familia y a la escuela como un bucle constante sin darnos cuenta que todos formamos parte de una sociedad. Nos olvidamos que nuestros hijos forman parte de un hogar más amplio, el barrio, el pueblo, el país, los medios de comunicación, las instituciones en su conjunto, nos olvidamos que son y somos parte de un sistema más grande donde de una u otra manera todos somos mamá, todos somos papá que entre todos conformamos un espejo más grande al que llamamos sociedad.
Entonces, en lo que Aprendiendo con mamás en colores intenta dejar huella, es justamente en la sociedad que dejamos a nuestros hijos, en la sociedad donde transitan nuestros hijos y si bien para muchos puede sonar utópico, como Mamás en colores, resulta la existencia de una posibilidad siempre y cuando, como adultos nos comprometamos en ello. Si queremos niños lectores, adolescentes lectores, el ingrediente principal es que nosotros los adultos nos convirtamos en esos grandes espejos que reflejen lo que queremos. Y Tú ¿te unes a nuestro compromiso?
Si tu respuesta es sí, te proponemos algunos otros ingredientes para dejar huellas en nuestros hijos y ellos empiecen a reflejar al gran lector que queremos que sean.
👣En los primeros años ellos aprenden a leer a través de ti, por ende, cuanto más les leas ellos también estarán leyendo, es probable que no se queden quietos, que vayan de un lado para el otro, pero no es porque no les guste o porque no quieran escuchar, es simplemente porque están creciendo y parte de su crecimiento es el estar en constante movimiento. Entonces empieza por leer rimas, por cantarle y mucho y de todo, equivócate en la letra de lo que leas o de lo que cantes y deja la huella de en la pregunta - ¿Era así lo que decía la canción? Noooo ¿verdad?, ¿recuerdas como decía la canción? Haz del momento de lectura, un momento divertido, mágico, especial (una vez a la semana, una vez al día, una vez al mes, pero un momento especial un tiempo dedicado a ello). Deja que manipule los libros, que los rompa o que los coma si le apetece, una vez que los reconozca como parte de él/ella, como parte de la casa y de sus actividades los irá cuidando.
👣A medida que crece ofrécele distintos tipos de lecturas donde tú seas el/la protagonista, donde ella o él sea el protagonista o los villanos, pregúntales personaje le gusta más, porque los elije y tú elige y tú fundamenta. Mientras haces otras actividades coméntale que vas a empezar a leer un libro, una revista una receta, que te vea leer una nota, una guía, un cartel.
👣Al entrar a la adolescencia y durante su tránsito, coméntale una noticia, proponle leer algo juntos, pero desde la individualidad (quizá la lectura que proponga no sea de tu agrado pero demuéstrale que también se lee aquello que no nos gusta, porque solo conociendo podemos afianzar mas nuestras elecciones), expone tu opinión sobre algún acontecimiento, regálale textos que estén acordes a sus gustos y proponle lo desconocido, hazlo interesante, ponte en el lugar de un pensador diferente al que el elige.
👣Si tu hijo no lee, pues lee tú, que te vea leer y no le digas lee, lee, simplemente conviértete en ese espejo que refleje a un gran lector.

De una forma sintética Aprendiendo con mamás en colores ha querido acercar a las familias y los profesionales de la educación la importancia de nuestra figura como adultos, a partir de estas básicas nociones queremos que reconozcan el valor de cada una de nuestras acciones en nuestros niños/as y adolescente. Queremos que desde casa se re signifique la recepción, el cómo nos ven y cómo actúan muchas veces esta íntimamente relacionado.
Entonces, si reconocemos esa herramienta que poseemos para conformar bases sólidas en el crecimiento y desarrollo de nuestros hijos e hijas, ¿Porqué no utilizarla?

Ivana y Julieta desde 

Aprendiendo con mamás en colores




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