viernes, 13 de diciembre de 2019

Carta a una mamá en colores

Carta a una mamá y a un papá en colores

Queridos mamá y papá: 
Esperamos que al recibir esta carta te encuentres dispuesta/o a compartir momentos cargados de sentimientos y emociones, porque estamos seguras, que así como Tú, toda mamá-papá en algún momento  estalló en colores. Transitamos por los colores más claros y brillantes, pasando por los más cálidos y estridentes, hasta llegar a rozar los más oscuros y opacos intentando siempre pincelar aquellos  colores que transmitan tranquilidad y felicidad. Es por esto que hoy te dedicamos esta líneas, para que veas que no estás sola/o, de hecho tenemos mucho en común y las cosas que nos unen son más de las que pensabas. 
Para empezar, queremos compartir un relato de  Emily Pearl Kinsgley
Mi viaje a Holanda 
Esperar un bebé es como planear un fabuloso viaje de vacaciones a Italia…
Compras muchas guías de turismo y haces unos planes maravillosos: el Coliseo, el David de Miguel Ángel, las góndolas de Venecia…También puedes aprender algunas frases en italiano. Todo es muy excitante. Después de meses de preparación finalmente llega el día: haces la maleta y estás muy nervioso.
Algunas horas después, en el avión, la azafata dice: “Bienvenidos a Holanda”. “¿Holanda?”, preguntas. “¿Cómo que Holanda? ¡Yo pagué para ir a Italia! Toda mi vida he soñado con ir a Italia.” 
Sin embargo, ha habido un cambio en el plan de vuelo, el avión ha aterrizado en Holanda y ahí te tienes que quedar. Así que tienes que salir y comprar nuevas guías de turismo, incluso tendrás que aprender un idioma nuevo… Lo importante es que no te han llevado a un lugar horrible: se trata, simplemente, de un lugar diferente.
Es más lento y menos deslumbrante que Italia. Pero después de pasar allí algún tiempo y de recuperar la respiración, empiezas a mirar a tu alrededor y te das cuenta de que Holanda tiene molinos de viento, tulipanes, incluso Rembrandts… Pero todos tus conocidos están ocupados yendo y viniendo de Italia, presumiendo de los días maravillosos que han pasado. Y durante el resto de tu vida, te dirás: “Sí, ahí es donde se suponía que iba yo. Eso es lo que yo había planeado.”
Este dolor no desaparece nunca porque la pérdida de este sueño es una pérdida muy significativa. Pero si malgastas tu vida lamentando no haber ido a Italia, nunca podrás ser libre para disfrutar de lo que es especial: las cosas encantadoras que te ofrece Holanda.
Yo ya llevo más de una década en Holanda. Se ha convertido en mi hogar. He tenido tiempo para recobrar el aliento, para establecerme y acomodarme, y para aceptar algo diferente a lo que había planificado.
Mirando atrás, reflexiono sobre los  primeros años en Holanda. Recuerdo con claridad el golpe emocional, mi temor, mi ira, el dolor y la incertidumbre. Durante esos primeros años, traté de regresar a Italia, tal como lo había planeado, pero fue en Holanda que debí permanecer. Hoy en día, puedo decir lo mucho que he andado en este viaje inesperado. He aprendido tanto. Pero, este recorrido ha tomado su tiempo.
Trabajé duro. Compré nuevas guías de viaje. Aprendí un nuevo idioma y lentamente hallé mi camino en esta nueva tierra. Conocí a otras personas cuyos planes cambiaron, al igual que los míos, y que podían compartir mi experiencia. Nos apoyamos mutuamente y algunos se han convertido en amigos muy especiales. Algunos de estos compañeros de viaje llevaban más tiempo que yo en Holanda y resultaron ser guías veteranos, ayudándome a lo largo del camino. Muchos me han alentado. Muchos me han enseñado a abrir mis ojos a las maravillas que pueden contemplarse en esta nueva tierra. He descubierto una comunidad que se preocupa. Holanda no era tan mala. Creo que Holanda está acostumbrada a viajeros extraviados, como yo, y se ha tornado en una tierra hospitalaria, que extiende la mano para dar la bienvenida, ayudar y apoyar a los recién llegados.
A lo largo de los años, me he preguntado cómo hubiera sido mi vida si hubiera aterrizado en Italia, como lo planifiqué. ¿Hubiera sido más fácil? ¿Hubiera sido tan enriquecedora? ¿Hubiera aprendido yo algunas de las lecciones tan importantes que he llegado a asimilar? Cierto, este viaje ha sido más retador y a veces yo he pataleado y he exclamado en protesta y por frustración (y aún lo hago).
Y efectivamente, Holanda va a paso más lento que Italia y es menos llamativa. Pero también esto se ha convertido en una ventaja inesperada. De cierta forma, he aprendido a aminorar la marcha y a mirar más de cerca las cosas, ganando una nueva apreciación de las bellezas notables de Holanda, con sus tulipanes, molinos de viento y obras de Rembrandt. He llegado a querer a Holanda y a llamarla mi Hogar.
Me he convertido en un viajero del mundo y he descubierto que no importa donde se aterrice. Lo que es más importante es lo que se logre hacer del viaje y que se vean y disfruten de las cosas especiales, las cosas hermosas, las cosas que Holanda, o cualquier paraje, tiene que ofrecer.
Cierto, hace más de una década que llegué a un lugar que no había planificado. Sin embargo, estoy agradecida, porque este destino ha sido más enriquecedor de lo que hubiese podido imaginar
Esperamos que esta carta, haya  ilustrado un poco el tránsito de una mamá, un papá en colores, rabietas, caprichos, pérdida de control, capacidades especiales, situaciones que nos hacen pensar que el lugar en donde estamos, no es el lugar que esperamos, pero nos encontramos aquí y representa un verdadero tesoro.
A ti mamá, papá, docente que estás en tu viaje o ya arribaste en holanda, seguramente no sea tal cual lo planeaste, seguramente encuentras un sin fin de situaciones que resultan en obstáculos y muros intraspasables, es probable que todo sea muy diferente a lo que deseabas  y hasta resulta frustrante, te decimos que desde mamá en colores intentaremos establecer las redes que nos permitan guiarte, sostenerte y acompañarte en esta labor tan importante de cuidar el crecimiento y desarrollo de niños, niñas y adolescentes, que son el eslabón más importante  de nuestra sociedad.
Nos despedimos, pero antes te damos las  gracias por permitirnos conectar y ser parte de lo que llamamos el desafío de ser cuidadores de infancias.


Con cariño, Ivana y Julieta  desde 

Aprendiendo con mamás en colores

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